Llegó el primer bolo del año y además la segunda caña rota en sólo dos jornadas de pesca.
Lo malo es que esta vez vino acompañada la rotura por un buen revolcón, y fuera del rio además.
En esta ocasión no la rompí yo, pero sí estaba presente, así que el gafe este año soy yo (ya no quiere nadie de la cuadrilla pescar conmigo de pareja, no se fían).
Día muy frío, con temperaturas de 2 a 4 grados, lloviendo e incluso nevando, viento racheado, nula actividad en el agua, moscas contadas con los dedos de la mano y sólo una trucha espantada. Deprimente.
Nos entretuvimos sacando fotos, pues no había otra cosa que hacer.
Menos mal que Eduardo y yo fuimos los bolos, que los demás al menos tocaron escama, y dos socios las tocaron a docenas solo un par de kilómetros más abajo, pues el tramo malo resultó el superior.
Esperaremos que el próximo día sea mejor y dejemos ya de partir cañas, que ya vale.
Si a alguno le gustan las cañas de tres tramos yo le hago las que quiera.
Oscar.
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