Ya son 23 los años que acudimos a esta bendita tierra a pasar unos días de vacaciones, y nunca nos defrauda.
La pesca intensiva de truchas, salmones y reos de los primeros años dieron primero paso a los biberones, silletas, orinales,..., y , cuando la "prole" ha ido creciendo, han ganado terreno las excursiones, salidas gastronómicas, playa, etc...
Vamos, la historia natural de cualquier familia que tiene la suerte o la desgracia de contar con un mosquero en sus filas.
Y debo agradecer a la mía que siga permitiéndome "escaparme" unas horitas al río, en ocasiones en solitario, en ocasiones en muy buena compañía (¡gracias a Maika, Javi, Luis y Carlos por la de este año!).
Agradecer también la atención y el cariño del amigo Felipe en su restaurante (La Xana), visita obligada para los que nos gusta comer de lujo.
Lo dicho, apenas reos, alguna truchica,mucha gente,poca agua y más moscas en venta que en el río, pero el balance es claramente positivo.
Hasta el año que viene!
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