Salimos de madrugada con miedo de que las lluvias nos impidieran nuevamente pescar, pero la suerte nos sonrió por una vez.
Sabíamos de lo cordial de nuestros anfitriones y también que en nuestro destino nos habían precedido "ilustres" pescadores,
¡y el recibimiento fue de lujo!.
Jose María, Iñaki, y más tarde Gaizka, nos enseñaron sus viveros, nos prepararon el almuerzo, y nos asesoraron durante todo el día para salir airosos del reto que supone pescar lo desconocido.
Moscas diminutas, terminales del 10-12, bajos de infarto, lances imposibles que evitaran los microdragados,...
Poco a poco, y no sin dificultad, fueron saliendo las pintonas.
En lo personal y en lo deportivo, el día mereció mucho la pena.
Gracias amigos!, ya estoy deseando volver...
FERMIN
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